

Inteligencia Artificial

Elon Musk se encuentra nuevamente en el centro del escrutinio público tras una serie de investigaciones que involucran a varias de sus empresas. Según un informe de TechCrunch, The Boring Company enfrenta casi 800 presuntas violaciones en Nevada, relacionadas con la construcción sin permisos, el vertido de materiales contaminantes y fallas en el control ambiental durante sus proyectos de túneles. Estas infracciones podrían derivar en sanciones millonarias y afectar la expansión de la compañía.
Por otro lado, Tesla fue sancionada por el Departamento de Seguros de California debido a demoras en el pago de indemnizaciones y por irregularidades en la comunicación con los clientes. Además, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras (NHTSA) abrió una nueva investigación sobre el sistema Full Self-Driving (FSD), después de recibir reportes de vehículos que cruzaron semáforos en rojo y realizaron giros indebidos.
Estos casos reflejan una creciente presión de las autoridades estadounidenses sobre el conglomerado tecnológico de Musk, en especial en áreas donde la innovación y la automatización chocan con las regulaciones de seguridad y medioambiente. Mientras tanto, el empresario no ha emitido declaraciones oficiales sobre los procesos en curso.
Nvidia continúa consolidando su dominio en el ecosistema de la inteligencia artificial con una agresiva estrategia de inversiones en startups tecnológicas. Según datos de TechCrunch basados en PitchBook, la compañía ha participado en más de 50 acuerdos de capital riesgo en 2025, superando los 48 del año anterior. El objetivo de la empresa es respaldar a compañías que considera “game changers” o “market makers”, es decir, aquellas capaces de transformar industrias completas mediante el uso de la IA.
Entre las inversiones más destacadas se encuentran OpenAI, en cuya ronda de octubre de 2024 aportó 100 millones de dólares; xAI, el proyecto de Elon Musk, donde Nvidia participó en una ronda de financiamiento de 6.000 millones de dólares y podría sumar otros 2.000 millones; y Mistral AI, que recibió apoyo durante su Serie C de 1.700 millones de euros (unos 2.000 millones de dólares). También figuran apuestas en empresas emergentes como Reflection AI, valorada en 8.000 millones de dólares, y Thinking Machines Lab, que alcanzó una valuación de 12.000 millones en su ronda semilla.
Otras compañías clave del portafolio de Nvidia incluyen Inflection, Wayve, Figure AI, Scale AI, Ayar Labs, Hippocratic AI, Weka y Lambda, entre otras, abarcando sectores que van desde los modelos de lenguaje y la robótica hasta la infraestructura de centros de datos, la automatización y la salud. Con este enfoque diversificado, Nvidia busca no solo capitalizar el auge de la IA desde el punto de vista del hardware, sino también moldear toda la cadena de valor tecnológica, posicionándose como un actor central en el desarrollo global de la inteligencia artificial.
OpenAI está implementando una estrategia financiera que ha sido calificada como un «castillo de naipes». La empresa ha establecido acuerdos multimillonarios con gigantes tecnológicos como NVIDIA, AMD y Broadcom, en los cuales las inversiones realizadas por estas compañías en OpenAI se destinan principalmente a la compra de chips y servicios de computación de las mismas empresas. Este modelo de «financiación circular» genera una demanda artificial, ya que el capital invertido por los proveedores regresa a ellos a través de las compras de OpenAI.
Aunque esta estrategia proporciona a OpenAI acceso asegurado a recursos computacionales y fortalece su posición en el mercado, también aumenta el riesgo sistémico. Si OpenAI enfrenta dificultades o si el crecimiento de la inteligencia artificial se desacelera, el impacto podría ser significativo para las empresas involucradas y para el sector tecnológico en general.
Esta situación recuerda a los esquemas de «vendor financing» que caracterizaron la burbuja puntocom a finales de los años 90, donde las inversiones se realizaban con la esperanza de que el crecimiento continuara indefinidamente. La dependencia mutua entre OpenAI y sus proveedores podría hacer que el ecosistema de la IA sea más vulnerable a posibles crisis económicas o tecnológicas
Un ciberataque de gran magnitud ha dejado fuera de servicio los sistemas informáticos de Asahi Group Holdings, la principal cervecera de Japón, responsable de cerca del 40% del mercado nacional. El ataque, atribuido al grupo de ransomware Qilin, ocurrió a finales de septiembre y afectó gravemente las operaciones de la empresa, incluyendo la producción, procesamiento de pedidos y envíos. Como resultado, Asahi se vio obligada a suspender temporalmente la actividad en la mayoría de sus 30 fábricas y centros de distribución en Japón.
Ante la imposibilidad de operar con sus sistemas digitales, la compañía implementó un plan de emergencia basado en métodos manuales. Los pedidos se registraron a mano, los albaranes se imprimieron y las confirmaciones de envío se enviaron por fax, una tecnología que parecía obsoleta pero que permitió mantener el flujo de productos, aunque de forma limitada.
La interrupción de las operaciones provocó escasez de productos Asahi en tiendas, bares y restaurantes de todo Japón. Distribuidores informaron que solo recibían entre el 10% y el 20% del volumen habitual de productos, y grandes cadenas de conveniencia como 7-Eleven y FamilyMart advirtieron sobre posibles faltas de stock.
Además de los problemas operativos, Asahi reconoció que el ataque podría haber comprometido datos personales de clientes y empleados. La empresa está investigando el alcance de la filtración y ha asegurado que tomará las medidas necesarias para proteger la información afectada.
Este incidente ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de las empresas japonesas ante ciberataques y ha generado preocupación sobre la dependencia excesiva de sistemas digitales sin planes de contingencia adecuados. Como respuesta, el gobierno japonés ha aprobado la Ley de Defensa Cibernética Activa para fortalecer las capacidades del país frente a estas amenazas.
Mientras Asahi trabaja para restaurar sus sistemas y normalizar sus operaciones, el caso sirve como recordatorio de la importancia de contar con estrategias de resiliencia cibernética y la necesidad de estar preparados para enfrentar situaciones imprevistas en un entorno cada vez más digitalizado.
Del 21 al 25 de octubre de 2025, Aranda de Duero acoge el roadshow #ExperienciaINCIBE, una iniciativa del Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (INCIBE), en colaboración con el Ayuntamiento y financiado a través del Plan de Recuperación con fondos Next Generation. Este evento gratuito, instalado en el Recinto Ferial, ofrece un espacio inmersivo que combina formación, diversión y tecnología para promover una cultura digital segura y responsable entre todos los públicos.
El camión desplegable cuenta con dos áreas principales: una interior, con capacidad para 30 personas, que incluye actividades como gamificación, charlas y un escape room centrado en la gestión de riesgos digitales; y otra exterior, para 36 personas, con juegos interactivos y una cabina para contactar directamente con el servicio de ayuda en ciberseguridad 017 del INCIBE. La iniciativa está dirigida a familias, menores, mayores y empresas, con el objetivo de elevar los niveles de conocimiento en ciberseguridad y acercar contenidos y recursos de manera accesible a toda la población.
Esta acción forma parte de los esfuerzos para democratizar el acceso a conocimientos en ciberseguridad en la comunidad, fomentando una navegación segura y responsable en el entorno digital.